25 de enero de 2008

Hacia el Infinito y más Allá

Foto por Antiguan Life (CC Some Rights Reserved)

Recientemente nombrado el más popular de la granja, Pablo nos enseña orgulloso la medalla conseguida tras arduo trabajo. Empieza explicando que es de origen humilde. Su madre, a la que recuerda con cariño, había sido una gallina blanca de las de toda la vida, de esas que acaban dando sabor insípido a un triste caldo. Se muestra reacio a hablarnos de su padre, pero al insistir un poco (somos de esos a los que les encanta meter el dedo en la llaga) confiesa con amargura que apenas le conoció: sólo sabe que una afonía crónica le había llevado a la bebida y que había muerto siendo aún joven. Pablo vió la luz en una granja mal gestionada donde los inquilinos tenían serias dudas sobre la competencia de los dueños. De hecho, cuando nuestro héroe salió del cascarón abundaban las conspiraciones e incluso se hablaba de montar una rebelión a lo George Orwell, sólo que sin cerdos. Afortunadamente no fue necesario llegar a tal extremo: la granja fue adquirida por una pareja hippie que supo hacerse con las riendas del negocio e irrumpió en el mercado ofreciendo un producto totalmente innovador para la época, lo que ahora conocemos todos bajo la etiqueta de "La Granja Feliz". Pero volvamos a retroceder en el tiempo, centrándonos en la historia de nuestro héroe. Cuando era pequeño, no era más que un polluelo del montón. Nadie conserva recuerdos de esa etapa tan anodina de su vida, ni siquiera su madre sabía por entonces si sería gallo o gallina. De hecho, el "13" que le estamparon en el culo no presagiaba nada bueno. Fue al colegio como el resto de los pollitos, donde fue un alumno mediocre. Nos confiesa que entonces era muy callado y que ya había empezado a ser consciente de que era algo diferente a los demás, aunque sin poder determinar la razón debido a su corta edad. En la adolescencia, cuando ya empezaba a asomar ese penacho rojo tan masculino que ahora le caracteriza, empezó a aficionarse a la ópera y a la poesía. Las gallinas se reían de él y le llamaban "el freaky", así que no le quedó otra que juntarse con otros "freakies" de aficiones igual o más extravagantes. Intentó encontrarse a sí mismo, sumergiéndose aún más en su pasión por la música y la literatura medieval, pero seguía perdido como el que más, esperando a que surgiera el milagro que diera un vuelco a su vida. Fue entonces cuando una simple película de tarde de sábado le hizo ver las cosas claras: su auténtico objetivo en la vida era abrazar el éxito a través de la popularidad. "Ser popular es lo único que importa" ha comentado muchas veces desde entonces. Cuando comprendió esto, su vida dió un giro de 180 grados. Dejó de dirigirle la palabra a sus amigos raros, se dedicó por entero al cuidado de su imagen, archivó sus partituras, quemó los libros, aprendió a decir cosas ingeniosas, aduló a todo el que hiciera falta para ganarse la simpatía de los demás... y así, poco a poco, se fue convirtiendo en el Pablo que conocemos. Las gallinas, que ya no se reían de él, le seguían con la mirada al verle pasar, todas ellas secretamente enamoradas de él. Un destacado gallo VIP le invitó a unirse a su club exclusivo donde se juega al golf, al póker y al cricket mientras se discute sobre política internacional y calentamiento global. "Lo importante," ha dicho recientemente en una conferencia de prensa, "es que en esta granja todos tenemos las mismas oportunidades para alcanzar el éxito. No importa el color, el tamaño, ni la especie... Todos podemos alcanzar nuestro sueño si ponemos empeño en ello." Su voz de barítono despierta todas las mañanas a sus compañeros, que se apresuran a llegar a sus puestos de trabajo animados por el ejemplo de Pablo. Antes de despedirnos de él, muy ocupado desde el nombramiento, le preguntamos qué es lo que espera de la vida ahora que ha alcanzado su objetivo. Se sonroja por un momento y nos dice que planea irse a Hollywood. "Me han ofrecido varios papeles, entre ellos uno para una película que coprotagonizaría con el cerdito Babe." Ese es nuestro Pablo, un tipo ambicioso que necesita traspasar fronteras, llegar a lo más alto y luego ir más allá. Quién sabe, el día menos pensado igual nos lo encontramos al frente de de un país, imponiendo la Paz con la fuerza de las armas. Después de todo, ya está más que demostrado que para eso no hace falta siquiera ser buen actor.