10 de diciembre de 2008

Los Víctimas, legales hasta la médula



El nombre se le ocurrió al Rodri, que siempre fue el más chisposo del grupo. Los Víctimas. Hacíamos una mezcla de Hardcore con Funk y Folk Escandinavo. Vamos, que ni nosotros mismos sabíamos qué carajo estábamos haciendo. Pero le dábamos caña, ¿sabes? Cuando tocábamos no sólo hacíamos vibrar a nuestro público sino que temblaban los cimientos de todas las casas en cien metros a la redonda. Un terremoto, vaya. Éramos cinco, ¿vale? El Rodri al bajo, Tere al teclado (¡qué buena que estaba y qué mal que tocaba!), Ríchar aporreando la batería y yo a la guitarra y berreando. Me comparaban con el Brus Esprintin: tenía la voz tan cascada que parecía que cada concierto que daba iba a ser el último de mi vida. Y sí, lo dábamos todo sobre el escenario. Tocábamos los jueves en el garito del tío del Ríchar, que casualmente era nuestro manager. Lo llenábamos de familiares y amigos que saltaban como locos al escucharnos. Nos lo pasábamos como enanos, pa qué negarlo. Nunca perdimos la esperanza de dar ese gran salto que nos convirtiera en famosos de verdad, como los de Gran Hermano: tener a miles de fans haciendo cola para besarnos los pies, vender millones de discos y vivir a lo grande. No llegamos a grabar ningun elepé con una discográfica, pero teníamos una maqueta casera que nos había quedado cojonuda. La vendíamos a la salida de nuestros conciertos y no hubo familiar ni amigo que no se la comprara. Un éxito rotundo, vamos.

Un buen día empezaron a aparecer desconocidos en nuestros conciertos. Al principio eran dos o tres y no le dimos importancia. Pero al jueves siguiente eran diez, al siguiente veinte… y al cabo de un mes, el local se nos quedaba pequeño. El tío del Ríchar nos propuso que tocáramos también los domingos; e incluso un tipo de otro bareto del barrio, que había oido hablar bien de nosotros, nos ofreció su local para dar conciertos los sábados. La pasta empezaba a entrar a raudales y los chicos estaban entusiasmados, pero yo empecé a ponerme mosca. ¿De dónde nos conocía esa gente? ¿Por qué acudían en tropel a nuestros conciertos? Y entonces saltó la bomba: se estaban bajando nuestra maqueta de internete. Ya no éramos sólo los Víctimas, sino que ahora también éramos víctimas del pirateo. Tras unas breves pero intensas pesquisas (al Ríchar se le fue la mano con más de uno, pero no vamos a entrar en detalles), encontramos al culpable de este crimen sin igual: era Johnny, el novio de la Tere, un tipo que se creía muy modernillo y que afirmaba que había subido la música para hacernos un favor. “Pero, ¿no viene más gente a los conciertos ahora?” nos preguntó cuando conseguimos acorralarle en el chino de la esquina a dónde había bajado a por un paquete de tabaco. “Pero vamos a ver, Johnny,” le dije. “Nosotros somos legales, ¿entiendes? Y si eres legal, eres legal, ¿lo coges?” ¡Pero qué iba a entender el tarado ese con gafas de pasta! Nos miró con una sonrisa burlona y replicó: “¿Legales, dices?? Pero si el Rodri se ha comprado toda la discografía de AC/DC en un top manta, ¿no?; Tere pone fotos con copyright en su blog y se queda tan ancha; y el Rodri y tú os veis todas las pelis en el cinetube ese…” “Espera, espera, espera…” le interrumpió el Rodri. “¡Eso no es lo mismo, imbécil! No intentes confundirnos, pijo de los coj***es.” Sí, se creía muy guay sólo porque iba al FIBERFIS todos los veranos… Vamos, que a nosotros no nos engañaba ése. Que nuestra maqueta nos había costado nuestro sudor y sangre, ¿sabes? Y sí, no puedo negar que venía más gente a vernos. Pero eran todos unos piratas, unos ilegales. Y con esos no queríamos tener nada que ver. Así que les denunciamos a todos.

Al día siguiente los de la ESGAE vinieron en furgones y se los llevaron a todos a Guantánamo, o a donde sea que se lleven a esos criminales sin nombre. Luego todo fue una "una serie de catastróficas desdichas", como en la peli del Carri. Tras esfumarse nuestros fans, dejamos de dar bolos e incluso evitábamos salir de casa a la luz del día porque las probabilidades de que la gente del barrio nos tirara algo a la cabeza eran muy altas. Al tío de Ríchar le chaparon el garito y tuvo que volver al taller; Tere no pudo superar lo del Johnny y se fue a Escocia a aprender francés o ruso, o lo que hablen por ahí; Ríchar decidió estudiar derecho y dejó de hablarnos; el Rodri y yo, que habíamos perdido nuestros curres por esta movida, tuvimos que irnos del barrio. Pero nos fuimos con la cabeza bien alta, ¿sabes? Ahora podemos decir que los Víctimas no sólo éramos buenos, sino que éramos legales hasta la médula.

3 comentarios:

Rose Kavalah dijo...

¡qué bueno!
me encantó

Natalia dijo...

Gracias!!! Me sonaba tu nick... Se ve que es de Yolje :) Ya echaré un vistazo a tu blog este finde. ¡Un saludín!

Anónimo dijo...

Nice fill someone in on and this post helped me alot in my college assignement. Thanks you as your information.