2 de marzo de 2011

DDHA.S01E11.Viaje.Estelar.Parte.2.odt


No hizo falta que se diera la vuelta para que yo supiera que me encontraba ante el mismísimo Gustavo, al que ya había visto en los capítulos cinco y seis de la serie preferida de Luis.
- ¿Qué haces? - le pregunté.
Se volvió hacia mí y caí en la cuenta de que se parecía mucho a mi abuelo, sólo que en lugar de bigote tenía barba, su pelo era más largo y no llevaba gafas.
- ¿No lo ves? - me contestó. - Estoy dándole una paliza a esta maldita máquina.
- ¿La del cuarto de la puerta azul? - le pregunté.
- No, no... El sistema de hibernación de la nave, ¿recuerdas? Estoy harto de estar solo y la vida es corta, así que he decidido hacer algo al respecto.
- Pero, - le dije, - esto le va a costar la vida a un piloto...
- ¿A cuál de ellos, al simpático o al otro?
- ¿Qué?
- Y tú, ¿qué es lo que quieres en la vida? ¿te has parado a pensarlo? - me dijo clavando sus ojos en mí. - Y más importante aún, ¿qué vas a hacer al respecto?
Le miré desconcertada, sin saber qué responderle.
- Si te quieres escapar de esa residencia en la que estás atrapada, - continuó Gustavo. - ¿Por qué no lo haces? ¿Qué es lo que te impide hacerlo?
- ¿Es-ca-par? - repetí como masticando cada sílaba, intentando determinar el alcance de aquella palabra que me abría las puertas a un sinfín de nuevas posibilidades.
- Sí, escapar para llevar una vida normal, como la de la gente de la tele, - insistió el viejecillo. - ¿No es eso lo que quieres?
Escapar. Los obstáculos no hacían más que multiplicarse en mi cabeza:: las cámaras, los guardias, sus porras, la puerta blindada, la alarma, el muro inexpugnable, la policía, sus armas, los perros, los helicópteros, los coches patrulla, las sirenas, Scotland Yard, la prensa... y vuelta a la residencia. Lo mirara como lo mirara, todo volvía a conducirme a la residencia.
- Nada es imposible... - me dijo como leyendo mi pensamiento.
En ese momento varias tuercas salieron despedidas cual proyectiles que pasaron silbando entre Gustavo y yo. Más tuercas siguieron y tuvimos que agacharnos. La máquina empezó a rebufar y aquello parecía que iba a explotar de un momento a otro.
- ¡Ay, mi madre! - le oí exclamar.
Fue entonces cuando La Aurora comenzó a anunciar repetidamente un fallo grave en el sistema de hibernación...
- ¡Corre, vete! - me dijo Gustavo. - Las cápsulas se van a abrir de un momento a otro y ni siquiera estás en el reparto.
- ¿Estás seguro de que no pueden hacerme un hueco en la serie? - le pregunté.
- Mira, si quieres vernos, no tienes más que poner el canal ocho los jueves a las diez y media de la noche, pero sea lo que sea lo que estés buscando, ten por seguro que no vas a encontrarlo aquí.
Para entonces todo se había tornado rojo, incluso la cara del viejecillo, que seguía sujetando el martillo en su mano y que volvió a ensañarse con la máquina en cuanto me alejé de él. Corrí de vuelta hacia el bar y desde allí regresé al cuarto de las literas. Volví a tumbarme sobre una de ellas y cerré los ojos con todas mis fuerzas con la esperanza de que aquello bastara para teletransportarme de vuelta a mi habitación.
- Dale, dale... - creí oirle decir a mi abuelo. - Al botón rojo, al rojo, ¡al rojo te he dicho!
Y no sé si fue mi fuerza de voluntad, o un simple botón rojo... pero al volver a abrir los ojos supe que estaba de nuevo en casa.

3 comentarios:

Alex dijo...

Chan chan chan!
Ays que tensión!!!
Me encanta como mezclas la fantasía con el realismo cotidiano ;-)
No puedo esperar a la semana que viene!!!

San dijo...

Madre mia, esta historia no es buena para mis nervios.. Que suspense! Scotland yard? Guau! No me sorpremderia que apareciera por ahí Sherlock Holmes y Watson: "elemental querido gustavo"

Dabid dijo...

Estoy de acuerdo con Alex, mezclas muy bien la fantasía con lo cotidiano, siempre lo has hecho, pero esta vez has rizado el rizo, creando otra dimensión más. Hasta la semana pasada intentaba descifrar todo el misterio, pero ahora puedo esperar que aparezca Scotland Yard, El doctor No y el mismísimo Osito Mischa. Ya no sé a donde lleva este tren pero el trayecto es cojonudo y no me quiero bajar...