Dibujo por Pamp (Creative Commons License)
Paciente (tras dejar escapar un gritito): ¡Dios mío! ¿Pero cómo fuiste capaz?
Psicólogo (atónito): ¿De qué me hablas?
Paciente: No sé, podrías haber recurrido a una web de contactos, como Pilar, cualquier cosa menos esto...
Psicólogo: ¿Eh?
Paciente: ¿No se te ocurrió otra cosa que fabricarte una versión femenina de Frankenstein? ¿A esto le llamas superar un problema: crearte una novia a tu medida, juntando los pedazos rotos de la anterior? Es...
Piiiiiii Pip
Psicólogo (suspirando): Esto lo dibujé cuando tenía doce años. Estaba sentado en la sala del dentista, mientras esperaba mi turno... Tenían que empastarme varias muelas y mi madre me había estado echando la bronca por comer tantos dulces...
Paciente (sin escucharle): Es... egoísta y muy patético. Deberías haber pensado en ella, en lo que sentiría cuando se mirara al espejo y descubriera el monstruo que habías creado.
Psicólogo (pensativo): Dibujé una especie de super heroína, dispuesta a jugarse la vida por la salud dental de los pacientes de la consulta. Sólo le faltaba...
Paciente (saliendo de su ensimismamiento): ¿La capa?
Tac Tac Tac Tac Tac... Cataclack.
Psicólogo (sonriendo al tiempo que recogía la tercera de las cartulinas y la guardaba cuidadosamente en su maletín): Sí, justo eso.
Paciente: ¿No quieres que te diga lo que había en el dibujo?
Psicólogo (sin dejar de sonreir): No, no hace falta. Ya está.
Paciente (sin comprender nada): Tu mujer Frankenstein va a terminar armándola bien gorda, ya verás. No deberías haber hecho algo así.
Psicólogo: No hay ninguna mujer Frankenstein, Eva. No te preocupes...
Psicólogo (atónito): ¿De qué me hablas?
Paciente: No sé, podrías haber recurrido a una web de contactos, como Pilar, cualquier cosa menos esto...
Psicólogo: ¿Eh?
Paciente: ¿No se te ocurrió otra cosa que fabricarte una versión femenina de Frankenstein? ¿A esto le llamas superar un problema: crearte una novia a tu medida, juntando los pedazos rotos de la anterior? Es...
Piiiiiii Pip
Psicólogo (suspirando): Esto lo dibujé cuando tenía doce años. Estaba sentado en la sala del dentista, mientras esperaba mi turno... Tenían que empastarme varias muelas y mi madre me había estado echando la bronca por comer tantos dulces...
Paciente (sin escucharle): Es... egoísta y muy patético. Deberías haber pensado en ella, en lo que sentiría cuando se mirara al espejo y descubriera el monstruo que habías creado.
Psicólogo (pensativo): Dibujé una especie de super heroína, dispuesta a jugarse la vida por la salud dental de los pacientes de la consulta. Sólo le faltaba...
Paciente (saliendo de su ensimismamiento): ¿La capa?
Tac Tac Tac Tac Tac... Cataclack.
Psicólogo (sonriendo al tiempo que recogía la tercera de las cartulinas y la guardaba cuidadosamente en su maletín): Sí, justo eso.
Paciente: ¿No quieres que te diga lo que había en el dibujo?
Psicólogo (sin dejar de sonreir): No, no hace falta. Ya está.
Paciente (sin comprender nada): Tu mujer Frankenstein va a terminar armándola bien gorda, ya verás. No deberías haber hecho algo así.
Psicólogo: No hay ninguna mujer Frankenstein, Eva. No te preocupes...
2 comentarios:
Estamos conociendo mas al psicólogo que al paciente XD
¡Maldita sea, Eva, sal de la consulta del psicópata, mírate en el espejo, enfréntate a la verdad!
¡Maldita sea, Nati, sácala de ahí!
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