23 de mayo de 2011

DDHA.S01E15.Esclavo.de.su.propia.Ignorancia.odt


Paciente (tras observar detenidamente el segundo de los dibujos): Cuando ella te dejó, te construíste una prisión con tus propias manos, te encerraste en ella y tiraste las llaves fuera de tu alcance para asegurarte de que nunca saldrías de allí. Los días eran largos y las noches estaban llenas de monstruos que deseabas que te devoraran para acabar con aquel martirio llamado vida... Pero, ¿realmente ella valía tanto?
Psicólogo ecologista (alterándose de nuevo): ¿De qué me estás hablando?
Paciente (mirándole seria): De la novia que te dejó, de esa a la que querías tanto, pero que te dio esquinazo... ¿No es eso de lo que hablan todos tus dibujos?
Psicólogo alterado: No, no hablan de eso. Yo no tengo tiempo para novias...
Paciente (extrañada): ¿Tú tampoco has tenido pareja?
Psicólogo (recomponiéndose): Pero, ¿quién te ha dicho a ti que tú no hubieras tenido novio?
Paciente: Ni novios, ni amigos, ni familiares... Nadie viene a verme, ¿no te has dado cuenta? Sea quien fuere, nadie me quería...
Psicólogo: Y, ¿cómo te sientes al respecto?
Paciente: ¿Sentir?
Psicólogo: Bueno, déjalo, sólo háblame del dibujo, Eva. De lo que ves en él.
Eva: Una prisión, o un libro, o un acordeón, un preso, un monstruo, una mandíbula, unos colmillos, un globo blanco, unos ojos saltones... Dime, ¿cómo conseguiste salir de esa cárcel?
Pip pip Piiiiiiiiiiiiiip
Psicólogo (sacando el tercero de los dibujos): Vuelves a hacer lo mismo, vuelves a hacer interpretaciones que están totalmente fuera de lugar... Este dibujo sólo trata de reflejar al hombre como esclavo de su propia ignorancia. No le des más vueltas.
Eva: Pues yo sigo pensando que ella no valía tanto la pena...

8 de mayo de 2011

DDHA.S01E14.El.Ser.Humano.en.Consonancia.con.la.Tierra.odt

Imagen por Pamp (Creative Commons License)

Paciente (después de mirar el dibujo detenidamente): Este es fácil. La vida es un largo camino accidentado. De hecho, lo que lo hace digno de recorrerse son las curvas de visibilidad reducida, que te deparan sorpresas inesperadas, los baches, las subidas que te dejan sin aliento y las cuestas abajo, sobre todo cuando te das cuenta de que te fallan los frenos. No nos engañemos, el camino lo empezamos y lo acabamos siempre solos, pero a veces nos cruzamos con alguien que nos acompaña un trecho, haciendo que durante un tiempo las subidas sean menos arduas y las bajadas doblemente emocionantes... De modo que un día te cruzaste con ese alguien especial con el que marchaste al unísono durante unos kilómetros, alimentando la falsa ilusión de que siempre seríais uno: ella las patas delanteras y tú probablemente las traseras, dejándote llevar, a veces a ciegas, viviendo un sueño hecho realidad, una mentira.
Psicólogo (quitándole el dibujo de la mano e interrumpiéndola): No, no, no... Estás sacando las cosas de contexto. Aquí no hay ninguna pareja, ni nada que se le parezca, límitate a decirme lo que ves en el papel...
Paciente (señala el dibujo que tiene el psicólogo entre sus manos para insistir en su línea argumental): Un cuerpo, cuatro patas, pero dos cabezas, ¿no lo ves? Nunca fuistéis uno... ¿Qué pasó? ¿No pudiste seguirle el paso? ¿Te levantaste una mañana y resultó que volvías a ser bípedo?
Psicólogo (algo alterado, retorciendo el papel): Basta ya, deja de decir tonterías, ¿quién es el psiquiátra aquí?
Paciente (mirándole sorprendida): ¿Pero no eras psicólogo?
¿Psiquiatra? (recomponiéndose): ¿Qué? Mira, sólo quiero que entiendas que no hace falta que compliques tanto las cosas. Limítate a contarme lo que ves. Paciente (cogiendo el dibujo de entre sus manos, tomándose su tiempo para alisarlo y volviéndolo a mirar): ¡Ah, eso! (resoplando) Un árbol de hoja caduca, dos niños corriendo por una pradera en un día soleado, la corteza terrestre y cuatro patas de cuatro dedos, caminando lentamente...
Pip
Psicólogo (volviendo a guardar el dibujo en su cartera): ¿Lo ves como no era tan difícil? Sólo es un dibujo que hice en mi fase ecologista... El ser humano en consonancia con la Tierra, integrado en ella...
Paciente (poco entusiasmada): Pues vaya...