21 de enero de 2008

Camino de Perdición

Imagen por Merrick Brown (CC Some Rights Reserved)

La paciente 4815162342, a la que en adelante se llamará Sofía por motivos más que evidentes, llegó a nuestro centro una madrugada de lunes totalmente desquiciada. Según el informe de la enfermera Romeral, conocida por su gran meticulosidad y su afición desmedida a los toros, la joven llegó a la clínica exactamente a las tres y diez de la madrugada, acompañada por un tipo grande con acento extranjero que tenía mucha prisa por marcharse. Cuando se le preguntó cuál era su relación con la paciente, este señor afirmó que, gracias a Dios, ninguna. Al pedírsele que se identificara, dejó su nombre, teléfono y número de pasaporte. Explicó que era finlandés y que trabajaba como profesor de literatura en un instituto pijo desde hacía unos diez años. Todos los datos fueron corroborados días más tarde por sus compañeros de instituto y algunos alumnos, así como por varios miembros del Consulado Finlandés en esta ciudad. Antes de marcharse, hizo la siguiente declaración a la enfermera Romeral: “La muy pxxx llamó a la puerta una noche lluviosa. Estaba completamente empapada y no pudimos dejarla marchar. Los primeros días estuvo muy callada y hasta nos dio pena. Hablaba en sueños. Por eso nos enteramos de que había estado metida en una secta, o algo peor. Lógicamente nos empezó a dar miedo. Sobre todo cuando se empeñó en llamarnos vagabundos noruegos, pese a que le repetíamos una y otra vez que éramos finlandeses y que para vagabunda, ella. Luego quiso adueñarse del piso, echarnos de nuestra propia vivienda acusándonos de “okupas”… Por fin mis compañeros y yo nos hemos armado de valor para traerla hasta aquí con engaños (le prometimos ayudarla a encontrar a una tal Ana en unos grandes almacenes). Mis compañeros me están esperando fuera, pero prefieren no entrar”. Antes de marcharse añadió: “No se molesten en tratar de localizarnos. Nos vamos esta noche del país. No queremos que la loca nos localice cuando salga de aquí, así que hemos decidido vender el piso y empezar una nueva vida en alguna playa tropical”.
Sofía es una paciente de 29 años, un metro setenta de altura, 58 kilos de peso… Sin antecedentes médicos de interés. Ha estado ingresada en el pabellón psiquiátrico desde la noche del 7 de enero y su diagnosticó es reservado. No sólo insiste en cambiar la profesión y nacionalidad de sus anfitriones, sino que además repite una y otra vez una historia nada verosímil acerca de un maniquí llamado Roberto, que según ella se comporta como un ser humano (respira, habla, se mueve… e incluso se enamora). Dado que las técnicas al uso no han dado ningún resultado con Sofía, hemos decidido recurrir a otras de carácter más experimental. Recientemente hemos organizado un concurso en las facultades de Arquitectura e Informática de Gestión para ver si algún alumno daba con alguna ocurrencia que pudiera ayudarnos a curar a la joven. Surgieron ideas como la de pasar del Windows al Linux, que es gratis y funciona mejor, o de cambiar la fachada del edificio, que cualquier día se derrumba… Pero lamentablemente los alumnos no pudieron ayudarnos a encontrar el tratamiento que pudiera curar a nuestra paciente, que día a día ha ido empeorando. Especialmente desde que vino a visitarla un sujeto llamado Matías Sánchez, el cual afirmó que era su marido (cosa que se comprobó más tarde que no era cierta). Nada más verle, Sofía se puso a gritar como una histérica y hubo que proceder a sedarla de inmediato. Incluso bajo los efectos del sedante, se negó a volver a ver al tipo en cuestión, que desapareció poco después como por arte de magia. La joven lloró desconsoladamente el resto del día y nos consta que en sueños llamaba a Matías pidiendo que le abriera cierta puerta misteriosa. A esas alturas estábamos totalmente desconcertados. Fue dos días después cuando desapareció, no sin antes dejar una nota para la cocinera, felicitándola por la calidad de sus platos (ninguna mención a los médicos y enfermeras que nos desvivimos por ella). Consideramos que al no ir medicada es peligrosa y por ello esperamos que la policía ponga especial hincapié en su caza y captura. Ni que decir tiene que todo el personal del hospital, está a su completa disposición para aclararles cualquier duda.

1 comentario:

Rose Marie Guarino dijo...

¿Probaron de encontrar a Sofía en el Linux? Me parece que deberían combinar el cambio de fachada con el cambio al Linux y meter todo el hospital y la policía en el ordenador.
RoseMarie